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1.11.2007

Rafael Pardo y los matices sobre Chávez

Las medidas de Chávez son discutibles, pero están lejos de ser comunistas. [Este título pretende ser una respuesta a un editorial reciente de El Tiempo en el que se señala que las propuestas de Chávez son muy parecidas a las del comunismo: mucho bienestar para los pobres, literalmente: «Los proyectos sociales incluidos en "Los cinco grandes motores" beneficiarán, seguramente, al pueblo venezolano, justa retribución del mandatario a quienes han votado por él». No es que ese editorial no contuviera reproches más bien obvios a Chávez, es que siempre les conviene ir salvando lo esencial, como la certeza de lo conveniente que es la «izquierda» para los pobres, perdón, ese lenguaje mío, «el pueblo». Claro, los hace más fuertes, porque cada vez son más, y en el hambre y el terror se tiempla el acero mejor que en el adocenamiento pequeñoburgués, según la enseñanza de Nikolái Ostrovski (Claro que «Acero», steel, Stahl, es el seudónimo del camarada Iosif Visarionovich, que todo tiene que encajar). Ahora quedan los editorialistas de El Tiempo como los extremistas o los intransigentes o los derechistas, y el bueno de Pardo como el hombre de los matices y la moderación. Y uno con la retahíla de que eso sólo puede ocurrir en un muladar.]

El presidente Chávez abrió el año con un trascendental anuncio sobre el futuro de Venezuela. Va a apretar el acelerador para introducir reformas que generen un socialismo, que él denomina para el siglo XXI. [Nótese el lenguaje respetuoso, presidente, trascendental, socialismo. Ningún chavista tendrá ningún reproche. Y este característico neoliberal (como será mi ingenuidad sobre los políticos colombianos que en 2002 voté por él) les ofrece una mirada comprensiva y abierta, sin fanatismos. Ya he explicado en otra parte que la actuación de César Gaviria, entonces secretario general de la OEA, cuando el levantamiento popular contra Chávez, y sobre todo a partir de entonces, actuación en la que lo ha acompañado todo su clan político, sólo se explica por razones monetarias. Bastaría con pensar en un César Gaviria uribista tras salir de la OEA, cuánta autoridad tendría para unir al «liberalismo» y hacer a Uribe dependiente de él. Pero es que ¿nadie recuerda a Pardo proponiendo la unión de todos contra Uribe? Es que se trata de cantidades irresistibles, así de simple.]
______Más que discutir si está o no pasado de moda el socialismo, o compararlo con la trayectoria de Cuba, hay que hacer un seguimiento cuidadoso de las medidas que está tomando el presidente venezolano. [A ver, ¿a quién se le ocurre que nacionalizar las telecomunicaciones y la energía sean medidas funestas para la economía?, si lo dice un ministro del neoliberal Gaviria. ¿Qué importa la caída de más del 15 por ciento de la bolsa de Caracas y del doble de CANTV? Matices, señoras y señores, nada de precipitarse a juzgar lo que no es lo que parece. Ya veremos con un seguimiento cuidadoso si vale la pena discutir si el socialismo está de moda o no, si el hecho de que la pobreza crezca día a dia en Venezuela y hayan cerrado la mayoría de las empresas, pese a la bonanza económica carece del menor interés ante el objetivo supremo de mostrar ponderación y disposición a respetar las opiniones diferentes. Un caballero es lo que es don Rafael.]
______Es claro que lo que Chávez está proponiendo está muy lejos de lo que fue la revolución comunista. La abolición de la propiedad privada, la propiedad de empresas en manos de los trabajadores, la eliminación de la ganancia para el capital, de la plusvalía, que son la esencia de un régimen comunista, no es lo que Chávez ha propuesto. [Se trataba de la propiedad privada sobre los medios de producción, los trabajadores nunca fueron dueños de las empresas, como mucho eran las empresas dueñas de los trabajadores, la ganancia no se elimina en Venezuela porque pueden obtener beneficios los agentes de Chávez, los demás han tenido que cerrar. La única diferencia es que un país comunista necesitaría, siempre necesitó, agricultura e industria. Venezuela vive del petróleo, con Chávez es mucho más profunda esa dependencia. Y el petróleo es de Chávez.] Ha anunciado medidas discutibles, como nacionalización en el sector energético y de comunicaciones, pero están lejos de ser una revolución comunista. [Discutibles, claro, ¿qué iba a ser una revolución comunista sino la concentración de la economía en manos del ejecutivo? Claro que no se llama comunismo marxista, pero es equivalente.] No renovar la licencia de RCTV, medio oposicionista, afecta la libertad de expresión pero tampoco es una marca indeleble de comunismo. [«Marca indeleble», es inevitable preguntarse por qué este hombre en lugar de inquietarse por esas bellezas viene a suavizar cualquier rechazo que despierten entre la gente. Es lógico que Chávez no puede someterlo todo inmediatamente a su partido porque los militares no lo seguirían pero obviamente es lo que pretende.] Quitar la autonomía del Banco Central es, sin duda, un cambio drástico, pero tampoco es un paso al socialismo. Era como en Colombia antes de 1991. Uribe así lo planteó en su primer discurso de posesión. Me parece incluso que más se parece a una cierta nostalgia proteccionista de un Estado que controla sectores estratégicos y que maneja la economía, que la instauración de una real dictadura del proletariado en el siglo XXI. Pero también parece claro que ahí no se quedarán las cosas. [Ese recurso explica muy bien la voluntad del columnista de aislar cada fenómeno: lo que hace obscena la comparación entre la Colombia de antes de 1991 y la Venezuela de Chávez es que a Pardo casualmente se le olvida el peso del petróleo en la economía venezolana. Después lo menciona, pero como dato esperanzador. «Nostalgia proteccionista», como si no estuvieran todas las ramas del poder público controladas por Chávez. Sólo los chavistas encontrarán tolerable que a Pardo se le olvide ese detallito. Y también seguirán defendiendo las intenciones de su artículo.]
______Vale la pena tratar de entender para los colombianos que Chávez tiene un plan de fondo que puede ser criticable y discutible, pero tiene un modelo económico y político muy distinto a lo convencional y que calificarlo simplemente de populista es negar la complejidad del proceso venezolano. [Prodigio, ¿no les suena haber leído eso en muchos sitios? ¿Cómo se atreven a negar la complejidad del proceso venezolano? Chávez no sólo no es comunista, sino que tampoco es populista sin más, hay que profundizar y tener una visión histórica, compañeros. Por plata estos desaprensivos hasta se vuelven grotescos imitadores de los mamertos más grotescos.] Es un modelo irrepetible en lo económico por la particular circunstancia de los ingresos petroleros en manos del Estado, situación que solo se da en Venezuela y con altos precios del petróleo, pero en lo político, el discurso de tipo chavista antinorteamericano, antioligárquico y de reivindicación popular sí es repetible, tiene seguidores como se ha visto en Ecuador y Bolivia y llena un vacío que la política convencional no ha ocupado. [¡Claro, toda la retórica populista es una necesidad, hombre! Hay un vacío que es necesario llenar.]
______Me parece relevante para Colombia, de lo que pasa en Venezuela, el efecto sobre la percepción de la izquierda. La retórica o realidad del socialismo venezolano puede llevar a la izquierda nacional a tomar posturas más radicales, no en cuanto a la lucha armada, en la cual ya hay claridad en su deslinde, sino en modelos económicos y políticos más cercanos al socialismo de Chávez que al de la Bachelet. [Lo que está claro es que la izquierda colombiana le deja la lucha armada a los peones y niños, no que haya renunciado a cobrar sus resultados. ¿O no propone la solución negociada la Declaración Política del PDA? ¿O es que el PCC ya ha empezado a condenar los secuestros y masacres? Lo mejor es ese desasimiento: «puede que pase eso». La izquierda colombiana está con las FARC y con Chávez y lógicamente no con Bachelet y compañía, pues toda su militancia comparte la retórica comunista más patética y espera que las masacres les permitan ventajas políticas.] Los gobernantes del Polo han mostrado que la izquierda sí puede gobernar con seriedad, que puede administrar bien entes tan complejos como Bogotá y el Valle, pero entre los mismos polistas la pregunta que queda es si estos gobiernos tuvieron una marca de izquierda. En términos de comparación con la política colombiana puede ser clara la diferencia, pero no lo será en comparación con la izquierda de Venezuela. Lo que está mostrando Chávez es que la izquierda no es solo un rótulo para llegar al poder, sino una manera de tratar de hacer grandes cambios. Acertados o equivocados, lo dirá la historia; retóricos o reales, lo dirán los hechos, pero la izquierda no es solo una marca para administrar bien un gobierno. [Ya ven, este prócer bendice los cambios de Chávez desde su distancia crítica y tolerante. Si eres de izquierda, tienes que buscar grandes cambios, si esos cambios sencillamente representan el fin de cualquier perspectiva de desarrollo económico en Venezuela y de cualquier cultura democrática, no importa, porque son cambios que pueden ser discutibles pero son cambios...]
______El otro extremo del efecto Chávez podrá estar en acercar más al gobierno colombiano con Estados Unidos. La aprobación del TLC, que parecía embolatada con la mayoría demócrata, puede tener ahora mejores posibilidades. La ayuda militar criticada por los demócratas tiene mejor cara con la radicalización de Chávez. Uribe tendrá, entonces, en contraste, una aún más alta consideración en los círculos gubernamentales norteamericanos. [Cosa que es bastante razonable, pero que dada la respetabilidad de los fines y modos de Chávez, según Pardo, viene a resultar una desgracia muy grande para Colombia.]
______Por eso, los cambios anunciados en Venezuela tendrán, por acción y reacción, un efecto en Colombia. Se verá, entonces, una izquierda más de izquierda y una derecha más de derecha. [Ya lo ven, más de derecha en cuanto gusta más a la mayoría demócrata. Eso sí, el golpista antisemita que persigue a la prensa disidente es para Pardo el representante de la izquierda más de izquierda. ¿Qué es izquierda? Una vez leí que quien dice que no hay diferencias entre izquierda y derecha es de derecha. Del mismo modo se puede decir que quien atribuye a esas etiquetas más valor que a la decencia, a la libertad, a la autonomía de la sociedad es un fascista típico que se escuda tras ese nombre para hacer lo mismo que los demás fascistas hacen con el nacionalismo: buscar pretextos para justificar sus abusos y crímenes. Lo que es interesante es evaluar lo que representa esta defensa por parte de este dirigente «liberal». Otra muestra de que esa hampa está completamente vendida a la izquierda democrática y desde ahora muestra su disposición a apoyar al candidato que pretenda en 2010 salvar a las FARC de su probable declive a partir de esa fecha.]

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